Desde el comienzo de la era de los aviones a reacción se ha observado como los mismos dejan tras su paso una estela blanca que es producto de la condensación que se produce por la baja temperatura de la atmósfera y el calor de las turbinas.
Este es un fenómeno tipificado como rastros de condensación; en inglés se lo conoce como “Contrails”, que viene de las unión de las palabras condensation (condensación) y trails (senderos).
Estos rastros, están compuestos de vapor de agua, lo que los hace inofensivos, y tienen una duración de apenas algunos minutos, siendo luego disipados por los vientos de altura y la acción. El término Chemtrails es resultante de la contracción de dos palabras inglesas, “Chem” (chemical), que significa químico, y “trails” que significa senderos. En síntesis la palabra Chemtrail se define como sendero químico y que al igual que los Contrails son dejados tras el paso de algunos aviones. Este fenómeno, también conocido como “Chemclouds” (clouds quiere decir nubes) se esta observando sobre muchas ciudades del mundo y nadie da una explicación convincente ni siquiera la propia NASA que sería, por la alta tecnología que posee, el organismo mas indicado y el más interesado en investigar y aclarar este misterio pero, la explicación oficial insiste de que se trata de estelas de aviones a propulsión a chorro.
Con la observación de dichos fenómenos se ha comprobado que un contrail (estela de vapor) es corto y va desapareciendo a medida que el avión avanza durando a lo sumo unos minutos en disgregarse. Por su parte el chemtrail es mucho más denso y polvoriento, por lo que su duración se extiende en el tiempo en relación a las estelas de vapor (contrails), en algunos casos horas y, en vez de desaparecer, se va expandiendo por los vientos de altura hasta convertirse en una gigantesca nube o chemcloud.
Se han observado chemtrails de muchas formas diferentes: líneas rectas, curvas, zigzagueantes, en círculos, y hasta entrecortados. Una vez expandidos su rastro polvoriento obstaculizan el paso de la luz solar dejando el cielo sucio siendo muy obvia la diferencia con la forma algodonada de una nube natural. De hecho desde la aparición de este fenómeno, alrededor de 1996, se han formado en los cielos del mundo nuevos tipos de nubes que no se veían antes, por lo cual ni siquiera estaban tipificadas. La meteorología oficial distingue varios tipos de nubes: cirros, cumulonimbos y estratos. A partir de estos grupos se crean combinaciones que han sido aceptadas internacionalmente, por ejemplo, cirrocúmulos, nimbostratos, etc.
De ser aceptadas por la Organización Meteorológica Mundial, las Asperatus, como se ha llamado a los nuevos tipos de formaciones nubosas, podrían pasar a engrosar el listado y pasaría a ser la primera formación nubosa incorporada en más de 50 años. Fueron fotografiadas por primera vez en el año 2006 por el fotógrafo aficionado Jane Wiggins desde un edificio en Iowa, la imagen captó la atención de Gavin Pretor - Pinney, fundador de la Asociación de Observación de las Nubes, quien pretende que sean reconocidas como un nuevo tipo de formaciones nubosas.
Lamentablemente aún no hay respuestas claras solo teorías y sospechas que van desde la idea de reducir la cantidad de gente en el planeta hasta la intención de mantener ciertos niveles de enfermedades para que los grandes laboratorios que manejan una importante porción de la economía mundial continúen teniendo las siderales ganancias que tienen permanentemente.
También esta la posibilidad de dominio del clima, lo cual uniría estos experimentos con el Proyecto Haarp, en base a esto se puede decir que hay fotografías satelitales en las que se observa claramente como es regado Irak antes de la sangrienta invasión norteamericana llamada “Guerra por la Libertad”.
Lic. José A. Sala
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