Según la opinión de Reich, el carácter forma una especie de defensa contra la ansiedad creada por los intensos sentimientos sexuales y agresivos del niño y el correspondiente temor al castigo, lo cual se hace reflejo en el cuerpo. Al nacer venimos con el impulso biológico de satisfacer nuestras necesidades inmediatamente, sin embargo entramos en conflicto porque nos vamos dando cuenta que para obtener amor hay que seguir reglas, posponer la satisfacción, por lo que nos empiezan a dar miedo nuestros propios impulsos, por ejemplo, podemos perder el amor de la madre y por lo tanto, tendríamos pocas probabilidades de que seamos capaces de sobrevivir. Si la madre se va nos duele, nos da tristeza y el abandono es mayor generador de cólera.
Reich plantea únicamente la existencia de tres emociones básicas: el miedo, la tristeza y la cólera. La persona se defiende de estas tres emociones desagradables de una forma en particular y empieza a formar su coraza caracterológica. Todos hemos tenido que defendernos de la tristeza, la cólera y el miedo. Además las normas impuestas nos impiden expresar los impulsos sexuales y agresivos, por lo que llevamos al “enemigo” dentro de nosotros, así formamos una “coraza” para defendernos de nosotros mismos. La primera defensa contra el temor es la represión corporal, la cual interrumpe temporalmente los impulsos sexuales. Como las defensas del ego llegan a ser crónicamente activas y automáticas, se transforman en rasgos del carácter como mecanismos de protección que se han hecho crónicos en la conducta y en el cuerpo (grupos musculares crónicamente tensos que bloquean la energía).
La concepción que Reich tiene sobre esta coraza incluye la suma total de todas las fuerzas defensivas de represión, que están organizadas en un patrón más o menos coherente dentro del ego: ”El establecimiento de un rasgo característico indica la solución de un problema de represión, (hace innecesario el proceso de la represión), o cambia una represión en una formación relativamente rígida aceptada por el ego, una vez que se ha establecido”.
Los rasgos caracterológicos no son síntomas neuróticos. Según Reich, la diferencia estriba en el hecho de que los síntomas neuróticos (tales como los temores irracionales o fobias, síntomas obsesivo-compulsivos, etc.), se experimentan como ajenos al individuo, como elementos extraños a la psique, en tanto que los rasgos caracterológicos (orden un poco exagerado, timidez angustiosa), se experimentan como partes integrantes de la personalidad. Las defensas del carácter son particularmente efectivas e igualmente difíciles de erradicar porque están bien racionalizadas por el individuo y son experimentadas como parte de su auto-concepto y tiene su representación en el cuerpo.
El carácter consiste en una alteración crónica del Yo, a la que podríamos calificar de rigidez. Es la base del modo de reacción característico de una persona. Su significado es la protección del Yo contra peligros exteriores e interiores. Como mecanismo de protección que se ha hecho crónico, se le denomina coraza. Esta coraza significa inevitablemente una disminución de la movilidad psíquica. Sin embargo, debe concebirse la coraza como algo móvil en las que existen brechas. Opera conforme al principio del placer-displacer. En situaciones poco placenteras la coraza aumenta, en situaciones placenteras disminuye.
El lugar donde se forma la coraza es el Yo, esa parte de la personalidad que constituye el límite entre la vida instintiva y el mundo exterior. Podemos llamarla, por lo tanto, el carácter del Yo. La coraza caracterológica se desarrolló como resultado del conflicto entre las demandas instintivas y el mundo exterior frustrante, por el temor consciente o inconsciente del castigo. Una coraza más o menos completa queda ejemplificada por el estupor catatónico. Una coraza completamente insuficiente, en la estructura del carácter impulsivo.
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